– 11 noviembre, 2011
Giotto Dante Bautista, ha vivido 50 años de crecimiento artístico insaciable por el cual, no sigue otro que no sea su propio patrón, sus propias ideas y sus propias opiniones.
“Vengo de donde se pintaba con las uñas y se hacían las tallas de madera con machete, pico y pala. Ahora tenemos muchas herramientas y las pongo al servicio de la cultura, eso no es retórica, porque yo lo llevo por dentro. Estoy más allá de lo bonito, lo feo, lo gordo, lo flaco, tengo mucha amplitud de criterio, tolerancia y capacidad de perdonar, no reprimo y oriento”, dijo.
Es que para este tachirense de nacimiento, no hay límites y a través de su pintura así como el cultivo de ostras en el oriente venezolano; ha encontrado lo que él mismo considera como: “la explosión de bienestar”.
Estudió en la escuela de artes plásticas Armando Reverón y Cristóbal Rojas, asegura que su primer maestro fue su abuelo, que era paisajista y él siempre quiso ser abstracto, algo que consiguió por azares del destino.
“Pinté el surrealismo figurativo (peleas de gallo, bodegones, flores, naturaleza muerta, retratos y desnudos). Pero una vez se me cayó un pote de pintura sobre una obra y la persona que la iba a comprar, cuando la fue buscar me dijo que se la llevaba así entonces, comencé a crear los accidentes controlados, yo creo el accidente, para lograr un efecto”.
Sin embargo, la exposición “Como han pasado los años”, que se exhibe en el Museo Antonio Jose de Sucre en Cumaná, hasta el 30 de noviembre, no es limitada.
“Mi grandeza estriba en mi humildad, siempre me van a recordar porque sigo siendo igual que antes. Soy humano, puedo cometer errores pero hay gente en ciudades como Cumaná, que se la pasan perdiendo el tiempo y no disfrutan de este espacio, no saben vivir porque no aprendieron a hacerlo. La esencia de la vida es vivir el momento en pocas palabras, sacarle la chicha al máximo”.
En este punto, se manifestó sobre el desarrollo de la cultura sucrense y venezolana en general, pues asegura que hay mucha gente buena que puede aprovecharse para difundir valores.
“Pienso que hay espacios como el Ateneo de Carúpano y el Museo, que deben aprovecharse de manera artística e incluir esta motivación por la pintura, en el programa de enseñanza para que los ciudadanos desarrollen herramientas con el objetivo de esparcir diferentes semillas que puedan explotar en el futuro”.
Se inclina por la creatividad que tienen los niños como un aspecto indispensable para alejarlos de los vicios.
“Me gustan mucho trabajar con niños y jóvenes, tuve una escuelita donde enseñaba a pintar a jóvenes y adultos sin saturarlos, para que no terminaran odiando la pintura”
Al respecto, considera que la educación es indispensable.
“Lo más grande que he hecho en mi vida es aprender a leer y escribir”, dijo.
Su imagen
Por otra parte, aunque ataviado con la vestimenta de un pintor tradicional y con una barba bastante larga, agrega que no necesita aparentar.
“No necesito aparentar, llevo barba, no me peino, porque mi esposa me acepta así, siempre he dicho que las mujeres son las más inteligentes, tienen todos los méritos pero nadie se los reconoce con valores que nutren el espíritu y el alma, no todo es materialismo, porque hay otros valores espirituales y éticos, ya sabemos que la abundancia de dinero no es un índice de felicidad”.
Con ello, se apresuró a señalar que ha vivido la explosión del bienestar.
“He vivido las limitaciones de los pobres, he sufrido una decepción dentro de la realización, el arte tiene una etapa gratificante, cuando hacemos una obra, eso se completa como una idea, pinto para la humanidad y ahí se cumple, el mensaje que pinten porque les va a gustar”.
Por otra parte, aunque ataviado con la vestimenta de un pintor tradicional y con una barba bastante larga, agrega que no necesita aparentar.
“No necesito aparentar, llevo barba, no me peino, porque mi esposa me acepta así, siempre he dicho que las mujeres son las más inteligentes, tienen todos los méritos pero nadie se los reconoce con valores que nutren el espíritu y el alma, no todo es materialismo, porque hay otros valores espirituales y éticos, ya sabemos que la abundancia de dinero no es un índice de felicidad”.
Con ello, se apresuró a señalar que ha vivido la explosión del bienestar.
“He vivido las limitaciones de los pobres, he sufrido una decepción dentro de la realización, el arte tiene una etapa gratificante, cuando hacemos una obra, eso se completa como una idea, pinto para la humanidad y ahí se cumple, el mensaje que pinten porque les va a gustar”.